Crotalaria longirostrata, o chipilín

Nativa de mesoamérica. Es perenne. Crotalaria etimológicamente viene del latín crotalum “cascabel”, comparte lexema con las serpientes cascabeles del género Crotalus, esto es así porque el chipilín hace un sonido percusivo bastante peculiar. La importancia de este dato radica en que es una historia con la cual podemos recordar el nombre científico de esta planta y así estar segures de su identificación a la hora de consumirla, usualmente no queremos confundir las plantas que vamos a consumir y que no conocemos bien con plantas que pueden resultar tóxicas.

El chipilín es considerado un quelite, es decir vamos a consumir sus hojas y podemos cosecharla tipo culantro cuando apenas tiene unos centímetros de crecimiento. Se puede utilizar en picadillos, sopas, tortillas y pupusas como se come en México, Honduras y El Salvador. Es muy nutritiva y medicinal. Excelente fuente de proteína vegetal. Tanto así que se usa en casos de anemia y en infusiones como ansiolítica por sus propiedades hipnóticas y narcóticas. Buenísima para tratar el estrés. Solo se consumen sus hojas, no consumir sus flores.

Ayuda a descompactar las capas superiores de los suelos, dejándolas al cabo de un tiempo en mejores condiciones para sembrar otras plantas más delicadas como hortalizas. También es melífera, lo que quiere decir que atrae a diversos polinizadores que se alimentan de su miel, ayudando así a restaurar los ecosistemas. Es nematicida y bactericida lo cuál ayuda a que otros cultivos cercanos, que quizás son principales, prosperen; al tener estas propiedades hace que sea excelente para utilizarla en insecticidas para el mantenimiento del sistema agrícola. Excelente fuente de nitrógeno para hacer abono.

Lo pueden plantar en siembra directa cada 30 cm o primero en semillero para que no se les pierdan las semillitas chiquitillas.

Junto con la Pachyrhizus erosus, o manzana de tierra o jícama son altamente nutritivas, excelentes para huertos urbanos y como compañeras de cultivos principales en intercultivos. Son muy productivas, de bajo costo y mantenimiento. También las dos son de la familia de las fabáceas lo que indica que son excelentes para hacer biorremediación de los suelos debido a su capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico. Estas semillas provienen de cultivos agroecológicos y urbanos de la zona de Sabanilla. Cuenta la historia que fueron cultivos principales de las culturas Aztecas y Mayas, bastante olvidados y por eso estamos al rescate de estas variedades importantes.

Me encontré esta belleza de documento que habla de ambos y además del amaranto que es justo el logo de la escuelita de saberes libres.

Créditos a Roxana Gonzáles de la Escuelita de Saberes Libres y de la Yunta Agroecológica que aportó datos y experiencias a este escrito.

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