Kolbi genera ganancias a costa del bienestar de las personas

Kolbi usa formas malintencionadas para engañar a las personas en adquirir servicios que no desean. Esta práctica es posible gracias a cómo funciona la atención humana.

Mientras lee este texto cientos de cosas pueden distraerle, pues, el mundo sigue y será una constante competencia con su intención de leerme. Un carro, un ladrido, una idea, un antojo, o una notificación. Nuestra atención es limitada. Todo lo que no sea leer será una competencia, por lo que si desea entender este texto deberá intentar ignorarlas.

Todos los días nos enfrentamos con esta realidad, y de cierta forma, estamos conscientes que nuestra atención es limitada. Por eso desarrollamos mecanismos para poder mantenernos enfocados, formas para poder terminar las tareas que se nos ocurre realizar. Mecanismos tan mundanos como tener un lugar específico donde dejamos las llaves al entrar, porque es posible que en el corre corre del día se nos olvide dónde las dejamos y podríamos no encontrarlas luego.

Enfrentar nuestra atención es parte de ser humano. Y por lo tanto es importante tener en cuenta estas limitaciones a la hora de crear productos y servicios que serán usados por otras personas. Estar conscientes que: (i) nuestra atención es limitada, (ii) que como humanos desarrollamos mecanismos para ignorar o sobrepasar distracciones y (iii) que creamos distintas estrategias para completar lo que iniciamos. Todo esto es esencial para crear productos que respeten a las personas y les ayuden a realizar sus metas.

Si no tomamos en cuenta esto, o no nos importa, podríamos terminar con “servicios” totalmente malintencionados como el SAT Push de Kolbi. El cual usa una cualidad específica de la tecnología Over-the-Air (OTA) para confundir a las personas usuarias y hacerles pagar por servicios que nadie quiere realmente.


Por ejemplo, en lo que llevamos del año 2021, he recibido estos dos mensajes (7 Febrero y 17 Marzo) los cuales usan esta tecnología que bloquea por completo la pantalla del celular hasta que uno: Acepte (Ok) o Cancele.

Es decir, una persona está utilizando el celular, y de repente, le aparece un anuncio en toda la pantalla. Si intentábamos enfocarnos en contestar un email o un mensaje de texto, nuestra atención se ve comprometida por esta distracción la cual no podemos ignorar. Y puede que sin pensarlo y sin registrarlo, aceptemos a consumir un servicio que ni queremos. Sino que estábamos intentando concentrarnos en una tarea que tiene importancia para nosotros y nuestra primera reacción fue deshacernos de la distracción.

Este tipo de prácticas han sido identificadas en la industria como “dark patterns”, las cuales están diseñadas específicamente para engañar a las personas usuarias. En el caso de Kolbi, y usando la nomenclatura de quien alega haber bautizado con ese nombre a esos patrones, sería del tipo “anuncios disfrazados”. Pero leyendo una nota de La Teja sobre una persona que denunció este tipo de prácticas, es evidente que también el proceso para salirse de dicha “promoción” es bastante difícil. Por lo que además implementan en este servicio un “dark pattern” de tipo “Motel con cucarachas”, el cual se refiere a los servicios que son muy fáciles de conseguir, pero que son extremadamente difíciles de salir o desincribirse.

Podría entender porqué Kolbi haría algo así. Desde su punto de vista corporativo y capitalista, es parte del negocio, ya que es lo más normal del mundo y donde hay empresas que ofrecen este tipo de servicios a nivel global. Pero también, saben del pésimo trato al consumidor que esto genera, ya que no es algo nuevo que han enfrentado. O incluso que podrían saber que sucede en la región y alrededor del mundo muchos de este tipo de quejas.

El problema esencial de este tipo de servicios y productos es el irrespeto a las personas. Al “generar” ganancias gracias a patrones diseñados de forma malintencionada, que son, además en este caso, soportados por una empresa estatal como el ICE. Los cuales van totalmente en contra de los mismos principios corporativos que dicen practicar.

La tecnología es lo que queramos que sea. No hay una única forma que se deba implementar, sino que nosotros somos quienes decidimos. Y creo que podemos presionar para que dentro de Kolbi se cuestionen esta práctica y si eso no funciona, podríamos llevar esto a una regulación. Sino veremos cómo una empresa estatal seguirá siendo “referente en la transformación digital y en el desarrollo de soluciones integrales, innovadoras y oportunas…a costa del bienestar de sus usuarios.


Agradezco si pueden compartir este artículo en RRSS y taguear a @kolbi_cr. Es increíble que tengamos servicios estatales así.

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Una vez nos quejamos varias personas al respecto en Twitter. Kolbi me mandó un mensaje directo diciendo que podía enviar “bloquear” al 8425 y parece que funciona porque no he vuelto a recibir esos mensajes. Claramente el valor por defecto debería ser bloqueado pero bueno…

Captura de pantalla de 2021-03-20 15-04-47

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Todo mal. Ya mandé el mensaje de bloquear.

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Creo que el mensaje de “bloquear” es para que no le aparezcan los mensajes pop-up del servicios Push que es el más disruptivo y peligroso. En el caso del SPAM por mensajes de texto SMS no sé como sería.

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@valarauco tiene razón. Este es un SMS normal de spam. Pero el SAT Push es uno que cubre toda la pantalla y uno tiene que Aceptar o Rechazar.

Pero sí. O sea, a mí también me llegó. ¿Qué tiene que ver el ICE con plantillas y freidoras?

Jejeje No voy a tratar de defender al ICE/Kolbi en este tema puntual del SPAM pero a lo que sé ellos han estado promocionando las famosas plantillas de inducción para promover que la gente se migre de las contaminantes cocinas de gas natural a cocinas eléctricas.

Las plantillas son de inducción por lo que no gastan mucha energía y calientan bastante rápido como las cocinas de gas. Ellos lo hacen como para impulsar el cambio, no como para transformarse en Artelec xD pero bueno lo del SPAM es completamente inaceptable.

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A mi no me han aparecido esos mensajes SAT Push, me pregunto cuál es el filtro (yo no he hecho nada en contra, porque ni sabía que el ICE Kolbi, los enviaba) que tendrán.
Me llamó la atención la publicación, porque seguramente tengo en mis profundidades luchas contra el combo del ICE, y me siento defensora de lo público… Coincido en la crítica, y me alegra poder aprender sobre esto. Es triste ver cómo una empresa pública en la apertura del mercado tiene que invertir en publicidad de sus propios servicios (antes no lo necesitaba), y ahora asume incurrir en este tipo de publicidad. Desde la Economía Social Solidaria también ha sido triste el ver cómo algunas organizaciones que van creciendo, que para enfrentar los retos de mantener su actividad y los beneficios que eso conlleva a las familias asociadas, asumen prácticas de mercados capitalistas hegemónicos, y vayan dejando de lado prácticas más cercanas a su razón de ser, a sus principios y valores. Me parece en ambos casos (empresas públicas o de ESS) importante hacer el llamado de atención, y aportar a una reflexión interna que permita generar otras alternativas… Lastimosamente cuesta mucho mantenerse en los mercados capitalistas y cumplir sus funciones. Me parece que es algo que nos puede llevar como personas usuarias o consumidoras de sus servicios a aportar a mantener esas finalidades de lo público, de forma crítica, cooperativa y creativa. Es fácil en las gerencias, dejarse llevar por las modas de los mercados.

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¡Tu primer publicación! :slight_smile: bienvenida.

Totalmente de acuerdo. Creo que es problemático en empresas/instituciones tan grandes que al final los altos mandos toman decisiones de forma abstracta. Siento que hay una pérdida de lo que realmente importa o por lo que la institución/empresa es reconocida y se ven tentados por formas sencillas de generar dinero, y además se terminan justificando en que el mercado o el competidor también lo hace.

Sólo quiero diferir que esto no es una publicidad hacia sus servicios, esto ni genera un servicio o beneficio al usuario. Es, literal, aceptar pagar una lotería diaria. Lotería que uno realmente no quiere. Invasiva. Y absurdamente difícil de salirse una vez dentro del pago diario de lotería.